miércoles, 21 de noviembre de 2012

Conclusiones del texto de Connell del grupo de Tertulia de la Universidad de La Salle- Madrid

Conclusiones del Grupo de Tertulia de la Universidad de La Salle -Madrid sobre el texto de R. W. Connell (1997):
"La Organización Social de la Masculinidad"

en Masculinidad/es. Poder y crisis, Eds.: Teresa Valdés y José Olavarría, Isis Internacional, Santiago de Chile, (pp. 31-48.).


Participantes:
Rita Aguirregabiria Cat (educación social)
Selma Ceinos Rodríguez (educación infantil)
Elena García Calvo (educación primaria)
Alfonso López Ginestal (educación social)
Candelaria Lucero Dente (educación social)
Alejandro Martínez González (educación social y trabajo social)
Mariona Mera Plana (educación infantil)
Javier Ortega Muñoz (educación infantil, educación social y trabajo social)
Paula Rayego Mendez (educación social)
Jimena Rivas Bayona (trabajo social)
Andrea Rodríguez Fernández-Cuevas (educación social y trabajo social)
Ariadna Ruiz de Azua (educación primaria)


En líneas generales hablamos de una construcción social, de la masculinidad y la feminidad. La perspectiva de género es entender, que los hombres y las mujeres responden a ciertas expectativas de cómo tiene que comportarse en base a esa construcción social. Y en concreto el texto se centra más en la perspectiva de la masculinidad.

El texto nos invita a abordar el concepto de la masculinidad desde distintos enfoques y la relación  entre las masculinidad.
También aborda la posición de uno mismo ante la masculinidad, la mirada de la masculinidad de una manera u otra: oriental, occidental, cultura, raza…. Ante todo depende de la posición en que lo mires, uno va a entender la masculinidad desde un punto u otro. . No hay una única forma de ser hombre, hablamos de masculinidades.

En concreto impactó el primer párrafo, donde se comenta que se intentó producir una ciencia acerca de la masculinidad. ¿Por qué crear una ciencia sobre esto? ¿Es necesario? En la medida en que tu acotas un área de conocimiento le das un encuadre de ciencia, y de alguna forma lo estás legitimando como un espacio académico o de área de conocimiento, lo que ayuda a encontrar, a entender explicaciones de la sociedad y de la forma en que se comporta la sociedad, que en el fondo es una de las variables que ha ido implementando la perspectiva de género como un nuevo encuadre que ayuda a pensar sobre la complejidad de la organización social. Ayuda a la objetividad.

Analizamos, los cuatro enfoques principales, definiciones de la masculinidad: las definiciones esencialistas, las definiciones positivistas, las definiciones normativas y los enfoques semióticos.

La esencialista sería, entender que lo masculino incorpora la esencia masculina, “la verdadera hombría, que subyace en el compromiso masculino y en la guerra, aflora ante fenómenos duros y difíciles” (pp.32 5 párrafo). Los hombres somos duros, el guerrear, la violencia, en esencia esto forma parte de los hombres. Por tanto  el  ser hombre es responder a estas expectativas.

Se asocia al sexo una forma de hacer, se espera de ellos que cumplan un rol, una forma de actuar, que redunde en una identidad que es masculina o femenina. Y puede ser cuestionado por no cumplir el prototipo.

La ciencia social positivista, diría que no es tanto una cuestión de esencia, sino que los hombres son en función de lo que ven hacer a los hombres.

Las definiciones normativas, que habla de los roles y del modelo de hombre. La teoría de los roles sexuales trata la masculinidad precisamente como una norma social para la conducta de los hombres (pp.33 6 párrafo). Prototipo de hombres rudo.

Estamos empapados, es como un ideario, vivimos con ello desde pequeños, “los niños no lloran”. Vamos reforzamos el rol de manera inconsciente. ¿Qué se espera de mi? Resaltar el conflicto en que uno entra si  no encaja en eso.

Nos preguntamos ¿Qué es normativo en relación a una norma que difícilmente alguien cumple? (pp.34 2 párrafo). Pleck, señaló correctamente la asunción insostenible de una correspondencia entre rol e identidad (pp.34 3 párrafo), la dificultad es que más allá de haber un rol, ninguno nos ajustamos plenamente: construcción cínica.

Reflexión sobre ¿Quién pone la norma?: Si nosotros podemos perpetuar la norma, también la podemos cambiar. Hablamos de la construcción social. La única forma de poder abordar esto, con perspectiva de poder transformar es generar un espacio de reflexión (objetivo de la tertulia).

Los enfoques semióticos, definen la masculinidad mediante un sistema de diferencia simbólica en que se contrastan los lugares masculinos y femeninos. Se basa básicamente en que la norma, la propiedad significativa,  es lo masculino y lo femenino es lo que tiene el déficit, la carencia, en segundo lugar.

Importancia de las palabras y el lenguaje como clave de género.

El género es una forma de ordenamiento de la práctica social, como un modelo social se construye en torno a  tres dimensiones que diferencie relaciones de poder, relaciones de producción y de vínculo emocional (pp.37 2 párrafo)  

Modelo patriarcal donde la hegemonía la tiene el hombre, Estado, economía, cargos de responsabilidad,,,,

Destacamos que entre las relaciones de masculinidades hay una relación de hegemonía (el liderazgo de uno o un grupo respecto al resto), subordinación (la hegemonía lleva a una relación de subordinación de unos frente a los otros, heteresexual/homosexual), complicidad (existente en el proyecto hegemónico) y marginalidad (relaciones entre las clases dominantes, raza o clase social)

En el debate se destaca como en ningún momento del texto se hace alusión a los aspectos biológicos como diferencia, lo que lleva a algunos miembros de la tertulia a prenguntarse: ¿Hay algo a nivel biológico que me predisponga a ser como soy? O ¿es la construcción social lo que condiciona lo biológico?
Y en la búsqueda de respuestas se destacan algunas ideas como:
- Que el género existe precisamente en la medida que la biología no determina lo social (pp.35 4 párrafo). Construcción cultural de lo masculino.

- Si podemos cambiar la estructura hablamos de construcción social, si se puede cambiar no es biológico.

- Reconocer al género como un patrón social nos exige verlo como un producto de la historia y también como un producto de historia. (pp.43 2 párrafo).


Una vez leídas las conclusiones de la tertulia anterior sobre el texto de Connell del grupo del Centro Universitario la Salle y del grupo de la Universidad de la Habana, los y las participantes aportaron lo siguiente:

Un componente del grupo que no pudo estar en la primera tertulia, compartió con el resto que se había planteado en varios momentos si la biología afecta a como somos, después de leer el texto y las conclusiones, reflexionó sobre  que la biología no nos afecta,  es la sociedad y depende de con quién estemos  y nos relacionemos desde chiquititos vamos a ser de una forma o de otra.

Se matizo la idea de que no se puede crear una ciencia universal sobre la masculinidad cuando es una forma culturalmente específica, por eso en los estudios sobre el tema, se habla de masculinidades, no de masculinidad, ya que se parte de la premisa de que hay muchas masculinidades, tantas como contextos culturales.

Se resaltó la cita expuesta tanto en el grupo de Madrid, como de la Habana de “reconocer al género como un patrón social nos exige verlo como un producto de la historia y también como un producto de historia (Connell: 43). La concepción de las Masculinidades en algo que socialmente se ha creado, es una cultura social cuyo origen y continuidad es la historia. Dependiendo de la cultura se perpetúa la masculinidad de una forma u otra.

Nos detuvimos en reflexionar sobre si estamos atrapados en una identidad (cultural familiar, social), y lo que supone en muchos casos cotidianos plantearte hacer algo (ej.: niño que quiere ir a clases de ballet), también implica superar el prejuicio que supone empezar a hacerlo. El problema se presenta al desafiar la hegemonía.

Una de las conclusiones del grupo de la Habana, generó un debate interesante entre los y las participantes, referente a la idea de que “sin la complicidad de las mujeres no habría hegemonía, muchas de las presiones que sentimos provienen de mujeres de nuestro entorno”.  Para alguna participante, esta idea le generaba una reacción contradictoria, por una parte relataba como ella misma lo puede promocionar cuando busca en sus parejas ese prototipo, estereotipo definido como masculino, pero por otra parte le provoca una reacción contraria, de que no es cierto, no le puedes echar la culpa al oprimido por estar oprimido.

Otras ideas al respecto, aluden de qué hablamos de una complicidad histórica, dentro del proceso de construcción social. La sociedad te impone como debemos de comportarnos y cuando eso no pasa, no estás cumpliendo lo que se espera de ti. Es lo que nos han inculcado desde pequeñas y es difícil romper con ello, pero se pueden cambiar las expectativas y los roles de los hombres y de las mujeres y una de las formas es desde la educación.

El grupo señaló otra de las citas que apuntaba el grupo de la Habana, “el Estado, por ejemplo, es una institución masculina. Decir esto no significa que las personalidades de los ejecutivos varones de algún modo se filtren y dañen la institución. Es decir algo mucho más fuerte: que las prácticas organizacionales del Estado están estructuradas en relación el escenario reproductivo” (Connell: 36).  Hablamos sobre el poder y de quien lo representa, y como los espacios que representan el poder están ocupados por hombres.
 
Una participante, compartió su reflexión sobre el tema, añadiendo que no solo se ve al Estado como una forma  de organización de la sociedad, sino habla de todo un sistema de reproducción no sólo económica sino también de reproducción social, del capitalismo como sistema patriarcal hecho por y para el patriarcado, para perpetuar ese sistema.

El grupo, también destaco otra idea fundamental sobre la inhabilidad masculina para expresar ciertos tipos de afectos por miedo a perder su estatus. Parece que tienen que estar midiendo sus actos. Uno de los participantes afirma la relevancia de este tema, hasta tal punto que le incomoda el hecho simplemente de decirlo, si que reconoce las cosas que lee, pero el hecho de decir, de hablar que hay opresión por esto, te hace cuestionar cierta debilidad. El riesgo es ser acusado de no masculino.

El grupo enfatiza, las últimas líneas de las conclusiones del grupo de la Habana, no se trata de declararle la guerra a la masculinidad, sellábamos: sino de producir juntos formas más justas para con otros hombres y para con las mujeres”.

Una vez leído el texto y las conclusiones, personas del grupo añaden su cambio de percepción sobre el tema de la inhabilidad masculina y de la subordinación que existe dentro de los propios hombres. Dentro de la sociedad siempre se distingue más las diferencias entre el hombre y la mujer, y la subordinación de ésta, no de los hombres.

Llama la atención al grupo de cómo siendo otra cultura, como es la Cubana, tengamos cosas sobre este tema tan comunes.

Los y las participantes aportan, que leer las conclusiones de otro grupo, les ha ayudado a seguir entendiendo el texto y a entender otros puntos de vistas sobre el tema.




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