"La Organización Social de la Masculinidad"
en Masculinidad/es. Poder y crisis, Eds.: Teresa Valdés y José Olavarría, Isis Internacional, Santiago de Chile, (pp. 31-48.).
Participantes:
Rita
Aguirregabiria
Cat (educación social) Selma Ceinos Rodríguez (educación infantil)
Elena García Calvo (educación primaria)
Alfonso López Ginestal (educación social)
Candelaria Lucero Dente (educación social)
Alejandro Martínez González (educación social y trabajo social)
Mariona Mera Plana (educación infantil)
Javier Ortega Muñoz (educación infantil, educación social y trabajo social)
Paula Rayego Mendez (educación social)
Jimena Rivas Bayona (trabajo social)
Andrea Rodríguez Fernández-Cuevas (educación social y trabajo social)
Ariadna Ruiz de Azua (educación primaria)
En líneas generales hablamos de una construcción
social, de la masculinidad y la feminidad. La perspectiva de género es
entender, que los hombres y las mujeres responden a ciertas expectativas de
cómo tiene que comportarse en base a esa construcción social. Y en concreto el
texto se centra más en la perspectiva de la masculinidad.
El texto nos invita a
abordar el concepto de la masculinidad desde distintos enfoques y la
relación entre las masculinidad.
También aborda la posición
de uno mismo ante la masculinidad, la mirada de la masculinidad de una manera u
otra: oriental, occidental, cultura, raza…. Ante todo depende de la posición en
que lo mires, uno va a entender la masculinidad desde un punto u otro. . No hay
una única forma de ser hombre, hablamos de masculinidades.
En concreto impactó el primer
párrafo, donde se comenta que se intentó producir una ciencia acerca de la
masculinidad. ¿Por qué crear una ciencia sobre esto? ¿Es necesario? En la
medida en que tu acotas un área de conocimiento le das un encuadre de ciencia,
y de alguna forma lo estás legitimando como un espacio académico o de área de
conocimiento, lo que ayuda a encontrar, a entender explicaciones de la sociedad y de
la forma en que se comporta la sociedad, que en el fondo es una de las
variables que ha ido implementando la perspectiva de género como un nuevo
encuadre que ayuda a pensar sobre la complejidad de la organización social. Ayuda
a la objetividad.
Analizamos, los cuatro
enfoques principales, definiciones de la masculinidad: las definiciones
esencialistas, las definiciones positivistas, las definiciones normativas y los
enfoques semióticos.
La
esencialista sería, entender que lo masculino incorpora
la esencia masculina, “la verdadera hombría, que subyace en el compromiso
masculino y en la guerra, aflora ante fenómenos duros y difíciles” (pp.32 5
párrafo). Los hombres somos duros, el guerrear, la violencia, en esencia esto
forma parte de los hombres. Por tanto
el ser hombre es responder a
estas expectativas.
Se asocia al sexo una forma
de hacer, se espera de ellos que cumplan un rol, una forma de actuar, que
redunde en una identidad que es masculina o femenina. Y puede ser cuestionado
por no cumplir el prototipo.
La
ciencia social positivista, diría que no es tanto una cuestión de
esencia, sino que los hombres son en función de lo que ven hacer a los hombres.
Las
definiciones normativas, que habla de los roles y del modelo de
hombre. La teoría de los roles sexuales
trata la masculinidad precisamente como una norma social para la conducta de
los hombres (pp.33 6 párrafo). Prototipo de hombres rudo.
Estamos empapados, es como
un ideario, vivimos con ello desde pequeños, “los niños no lloran”. Vamos reforzamos
el rol de manera inconsciente. ¿Qué se espera de mi? Resaltar el conflicto en
que uno entra si no encaja en eso.
Nos preguntamos ¿Qué es
normativo en relación a una norma que difícilmente alguien cumple? (pp.34 2
párrafo). Pleck, señaló correctamente la
asunción insostenible de una correspondencia entre rol e identidad (pp.34 3
párrafo), la dificultad es que más allá de haber un rol, ninguno nos ajustamos plenamente:
construcción cínica.
Reflexión sobre ¿Quién pone
la norma?: Si nosotros podemos
perpetuar la norma, también la podemos cambiar. Hablamos de la construcción
social. La única forma de poder abordar esto, con perspectiva de poder
transformar es generar un espacio de reflexión (objetivo de la tertulia).
Los
enfoques semióticos, definen la masculinidad mediante un sistema
de diferencia simbólica en que se contrastan los lugares masculinos y
femeninos. Se basa básicamente en que la norma, la propiedad
significativa, es lo masculino y lo femenino
es lo que tiene el déficit, la carencia, en segundo lugar.
Importancia de las palabras y el lenguaje como clave de género.
El
género es una forma de ordenamiento de la práctica social, como
un modelo social se construye en torno a tres dimensiones que diferencie relaciones de
poder, relaciones de producción y de vínculo emocional (pp.37 2 párrafo)
Modelo patriarcal donde la
hegemonía la tiene el hombre, Estado, economía, cargos de responsabilidad,,,,
Destacamos que entre las
relaciones de masculinidades hay una
relación de hegemonía (el liderazgo de uno o un grupo respecto al resto),
subordinación (la hegemonía lleva a una relación de subordinación de unos
frente a los otros, heteresexual/homosexual), complicidad (existente en
el proyecto hegemónico) y marginalidad
(relaciones
entre las clases dominantes, raza o clase social)
En el debate se destaca como en
ningún momento del texto se hace alusión a los aspectos biológicos
como diferencia, lo que lleva a algunos miembros de la tertulia a prenguntarse: ¿Hay algo a nivel biológico que me predisponga a ser como soy? O ¿es la construcción social
lo que condiciona lo biológico?
Y en la búsqueda de respuestas se destacan algunas ideas como: - Que el género existe precisamente en la medida que la biología no determina lo social (pp.35 4 párrafo). Construcción cultural de lo masculino.
- Si podemos cambiar la
estructura hablamos de construcción social, si se puede cambiar no es
biológico.
- Reconocer
al género como un patrón social nos exige verlo como un producto de la historia
y también como un producto de historia. (pp.43 2 párrafo).
Una vez leídas las
conclusiones de la tertulia anterior sobre el texto de Connell del grupo del
Centro Universitario la Salle y del grupo de la Universidad de la Habana, los y
las participantes aportaron lo siguiente:
Un componente del grupo que
no pudo estar en la primera tertulia, compartió con el resto que se había
planteado en varios momentos si la biología afecta a como somos, después de
leer el texto y las conclusiones, reflexionó sobre que la biología no nos afecta, es la sociedad y depende de con quién
estemos y nos relacionemos desde chiquititos
vamos a ser de una forma o de otra.
Se matizo la idea de que no
se puede crear una ciencia universal sobre la masculinidad cuando es una forma
culturalmente específica, por eso en los estudios sobre el tema, se habla de
masculinidades, no de masculinidad, ya que se parte de la premisa de que hay
muchas masculinidades, tantas como contextos culturales.
Se resaltó la cita expuesta
tanto en el grupo de Madrid, como de la Habana de “reconocer al género como un patrón social nos exige verlo como un producto
de la historia y también como un producto de historia (Connell: 43). La
concepción de las Masculinidades en algo que socialmente se ha creado, es una cultura
social cuyo origen y continuidad es la historia. Dependiendo de la cultura se
perpetúa la masculinidad de una forma u otra.
Nos detuvimos en reflexionar
sobre si estamos atrapados en una identidad (cultural familiar, social), y lo
que supone en muchos casos cotidianos plantearte hacer algo (ej.: niño que
quiere ir a clases de ballet), también implica superar el prejuicio que supone
empezar a hacerlo. El problema se presenta al desafiar la hegemonía.
Una de las conclusiones del
grupo de la Habana, generó un debate interesante entre los y las participantes,
referente a la idea de que “sin la complicidad de las mujeres no habría
hegemonía, muchas de las presiones que sentimos provienen de mujeres de nuestro
entorno”. Para alguna participante, esta
idea le generaba una reacción contradictoria, por una parte relataba como ella
misma lo puede promocionar cuando busca en sus parejas ese prototipo,
estereotipo definido como masculino, pero por otra parte le provoca una
reacción contraria, de que no es cierto, no le puedes echar la culpa al oprimido
por estar oprimido.
Otras ideas al respecto, aluden
de qué hablamos de una complicidad histórica, dentro del proceso de
construcción social. La sociedad te impone como debemos de comportarnos y
cuando eso no pasa, no estás cumpliendo lo que se espera de ti. Es lo que nos
han inculcado desde pequeñas y es difícil romper con ello, pero se pueden
cambiar las expectativas y los roles de los hombres y de las mujeres y una de
las formas es desde la educación.
El grupo señaló otra de las citas que apuntaba el grupo de la
Habana, “el Estado, por ejemplo, es una
institución masculina. Decir esto no significa que las personalidades de los
ejecutivos varones de algún modo se filtren y dañen la institución. Es decir
algo mucho más fuerte: que las prácticas organizacionales del Estado están
estructuradas en relación el escenario reproductivo” (Connell: 36). Hablamos sobre el poder y de quien lo
representa, y como los espacios que representan el poder están ocupados por
hombres.
Una participante, compartió su reflexión sobre el tema,
añadiendo que no solo se ve al Estado como una forma de organización de la sociedad, sino habla de
todo un sistema de reproducción no sólo económica sino también de reproducción
social, del capitalismo como sistema patriarcal hecho por y para el patriarcado,
para perpetuar ese sistema.
El grupo, también destaco
otra idea fundamental sobre la inhabilidad masculina para expresar ciertos
tipos de afectos por miedo a perder su estatus. Parece que tienen que estar
midiendo sus actos. Uno de los participantes afirma la relevancia de este tema,
hasta tal punto que le incomoda el hecho simplemente de decirlo, si que
reconoce las cosas que lee, pero el hecho de decir, de hablar que hay opresión
por esto, te hace cuestionar cierta debilidad. El riesgo es ser acusado de no
masculino.
El grupo enfatiza, las
últimas líneas de las conclusiones del grupo de la Habana, “no se trata de declararle la guerra a la
masculinidad, sellábamos: sino de producir juntos formas más justas para con
otros hombres y para con las mujeres”.
Una vez leído el texto y las
conclusiones, personas del grupo añaden su cambio de percepción sobre el tema de
la inhabilidad masculina y de la subordinación que existe dentro de los propios
hombres. Dentro de la sociedad siempre se distingue más las diferencias entre
el hombre y la mujer, y la subordinación de ésta, no de los hombres.
Llama la
atención al grupo de cómo siendo otra cultura, como es la Cubana, tengamos
cosas sobre este tema tan comunes.
Los y las participantes
aportan, que leer las conclusiones de otro grupo, les ha ayudado a seguir
entendiendo el texto y a entender otros puntos de vistas sobre el tema.
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