Carabí, A. y Armengol, J. M. (eds.) (2008): La Masculinidad a Debate. Colección
Mujeres y Cultura, Icaria.
Por Candelaria Lucero
En líneas generales el texto resultó muy interesante para el grupo; presentaba un complemento a otro texto de Kimmel (Homofobia, temor, vergüenza y silencio en la identidad masculina, 1997) que algunos habíamos leído con anterioridad. En especial ciertas citas dieron más debate. Las desarrollamos a continuación:
"(...)
la maternidad no es instintiva, sino que es un proceso que se aprende a través
de las relaciones desiguales de género." (p. 18)
A muchos integrantes del grupo les llamó la atención dicha afirmación ya que
introdujo una perspectiva completamente distinta a la que venían teniendo.
Muchas mujeres se sintieron acompañadas por lo que dice la Dra. Chodorow ya que
algunas decían no tener instinto y otras que no querían tener hijos en este
momento de sus vidas. También se cuestionó la elección de la palabra 'instinto'
ya que uno de los participantes explicó que dicha palabra se refiere a algo
común para toda la especie y que en el momento en que un individuo no lo tiene
entonces ya no se podría hablar de instinto.
"(...)
el sexismo no funciona para las mujeres, pero tampoco funciona para los
hombres" Habiendo dedicado varias tertulias a debatir sobre el 'poder',
cómo se obtiene, quién lo tiene, por qué se tiene, esta frase resultó llamativa
ya que mostraba la dualidad del poder y las ansias por parte de todos por
tenerlo pero que ninguna realmente llega a conseguirlo. En relación a esto, la
frase de la página 20 que dice "Verá, no es simplemente una
cuestión de sentirse impotente, sino que tiene que ver con que los hombres
creen tener derecho al poder y también con que sienten que carecen de él. Esto
es lo que enfurece”, dedicamos
vario rato a debatir dicha frase ya que una compañera preguntó al grupo de
dónde creíamos que salía ese 'derecho' al poder que los hombres creían tener.
El grupo comentó que la historia, la sociedad y cómo fuimos criados. En
definitiva, continuamente estamos hablando de cómo no sólo las cuestiones de
género están influenciadas por la sociedad sino también las cuestiones de
poder. Sin embargo, a juzgar por la siguiente cita “En un número reciente del ‘New York Reviewer’, incluso Normal Mailer,
el gran defensor de los hombres blanco heterosexuales, critica a Bush: “Esto es
patético; estos hombres blancos heterosexuales se dirigen a George W. Bush y a
una guerra en Irak como un modo de sentirse mejor consigo mismo”.” (p. 23)
parecería como que ya ni siquiera es necesario que ejerza el poder uno mismo
sino que hasta tenemos a otros que pueden ejercerlo por nosotros mismos como
políticos, la sociedad, las instituciones, otros.
Siguiendo
la línea del debate sobre el poder, comentamos la frase de la página 19 que
dice “(…) que la mayoría de los hombres,
a pesar de todo el poder que tienen sobre las mujeres, son infelices y no se
sienten poderosos.” Respecto a esta afirmación nos cuestionamos la directa
relación que se introduce respecto al poder y la felicidad. Según Kimmel el
poder te hace feliz pero en el grupo cuestionamos un poco eso. A su vez, se
hizo referencia a la tan usada frase sobre el ‘empoderamiento de las mujeres’ y
debatimos sobre la existencia de los diferentes tipos de poder que pueden
existir. Creemos que algunos parecerían no estar tan directamente relacionados
con la felicidad.
Dejando
atrás las discusiones sobre el ‘poder’, dimos paso a compartir nuestras
reflexiones sobre la siguiente frase “El
sexismo funciona para los hombres como grupo. No funciona para el hombre como
el individuo” (p. 19). En primer lugar, avalamos dicha cita ya que, al
menos en España, el hombre cuando está en grupo actúa de diferente manera que
cuando está solo, siendo esta manera generalmente más sexista y ‘machista’. Por
ejemplo, cuando un hombre esta solo con su novia tiende a ser más romántico,
mientras que si estuviera con su grupo de amigos no se le ocurriría abrazar a
su novia o regalarle una flor, generalmente ese tipo de actuaciones recibe
comentarios discriminatorios por parte del grupo de amigos. En segundo lugar,
siendo un grupo de tertulia mayoritariamente de mujeres (ese día había solo dos
hombres) nos pusimos a pensar si esa frase se podría extrapolar a las mujeres.
¿Podría ser que para la mujer esto sea al revés? ¿Será que la mujer, al estar
en grupo, es menos sexista? Analizando nuestro comportamiento cuando nos
encontramos con mujeres no creíamos que eso fuera exactamente cierto. Al final
del día, creemos que ambas perspectivas no se aplican a la población entera
sino que también depende de la influencia que se tenga en el grupo de amigos o
amigas.
Por
último, entendiendo que la globalización está llevando a un tipo de masculinidad
hegemónica que no necesariamente resulta la que nos gustaría ver ejerciéndose en
la sociedad, el texto nos aportó una nueva mirada a las posibilidades que
tenemos para generar más igualdad de género. En primer lugar, nos hizo entender
que debemos encontrar beneficios para todos, tanto hombres como mujeres. Esto
agradó bastante ya que para muchas de las presentes siempre habíamos entendido
la igualdad de género como algo beneficioso para las mujeres ya que al fin
tendrían oportunidades, pero aparentemente Kimmel también introduce la otra
cara de la moneda, los beneficios para los hombres. Por otra parte, es
importante comprender que no solo deben cambiar las estructuras, las
instituciones, es decir, el nivel macro, sino que también debe ser un cambio
personal, un cambio de estructura cognitiva y pensamiento. No puede haber una
sin la otra. Por último lugar, se trata de ofrecer las mismas posibilidades a
todas las personas.
Por
falta de tiempo no pudimos explorar en profundidad las últimas páginas del
capítulo. Sin embargo, destacamos la siguiente frase “Una investigación sólida demuestra que la masculinidad continúa siendo
el principio organizador de la conducta heterosexual y homosexual” (p. 28).
En torno a ella nos preguntamos dos cuestiones. En primer lugar, ¿es el poder
solo una cuestión de hombres? y ¿cuál es el papel de los gays y lesbianas en
estas pugnas? y, en segundo lugar ¿qué le da el poder a una mujer que se
enfrenta a otra mujer?
A modo
de cierre, nos pareció llamativa la frase que se encuentra en la página 30, “Los estudios de la mujer deben continuar, y
es importante incluir a los hombres para hacer que el género también sea
visible a los varones.” En un grupo de tertulia en donde las mujeres son
mayoría nos cuestionamos cuál es la dificultad de que los varones también se
acerquen a este espacio de reflexión. Creemos que resulta de varios factores,
uno de ellos siendo el hecho de que quizá los varones crean que ya existe la
igualdad y que no es necesario ponerse a reflexionar ya que ellos si tratan a
las mujeres de la misma manera. Relacionándolo con lo que Kimmel señala, “(…) se necesitan cambios estructurales y
cambios personales, sin separar unos de otros” (p. 26) Si bien a nivel
personal quizá los hombres a los que invitamos a las tertulias ya tienen
incorporada la igualdad de género, es importante que nos juntemos en estos
espacios para generar un cambio a mayor escala.
Lecturas
recomendadas:
Segundo
Sexo, de Simone de Beauvoir (1949).
Audiovisuales:
No solo duelen los golpes, de
Pamela Palenciano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario